sábado, 30 de abril de 2011

pan y agua

Ok, lo entendí, y estoy bien. No aprendí la lección. No tengo carácter de “aprendedora”. Cuando reacciono por pasión no hay pensamiento que me sirva, ni lección aprendida, ni aprendizaje, ni nada.
Me hiciste bien y muy mal y ahora estoy bien nuevamente. Me siento feliz por el solo hecho de no experimentar ese temblor en el cuerpo por necesitarte en cada espacio de mi vida. Me haces falta todavía, eso está claro. No olvido lo mal que me puso todo ese desencadenar de cosas que no creía posibles. Mensaje – respuesta – respuesta a la respuesta – acercamiento – tiempo de espera – encuentro – auto – realidad – crueldad – angustia.  Pensar en todo eso me da una sensación todavía rara; pensar en esa noche en la que apenas podía hablar del dolor me genera mucha molestia. Nunca creí encontrarme invadida de tal forma. Mi cuerpo no reaccionó durante semanas a los estímulos externos. Al único estímulo que respondía era a vos si te veía en algún lugar, o a el vos que mi cabeza quiso imaginar durante un prolongado tiempo; nada más (ni nada menos). Despierto por fin de tanta asfixia, repito, me seguís haciendo falta y algunas horas del día se pasan pensando en todo lo que imagino que podría ser. Pero estoy acá y pienso que es mejor seguir. Por fin lo admito de esa forma. Necesito seguir por mí y nadie más.
Cuando empecé a creer en tu sonrisa te volviste una perdición. Que vicio inaudito. No vuelvo más por esa ruta, no camino más esas veredas. Y ¿qué pasará si te llego a encontrar por ahí? Solo vos y yo sabemos lo que el tiempo nos depara, solo vos y yo sabemos lo que el viento nos dejó, lo que en el auto descubrimos, lo que vos sos para mí, lo que yo soy para vos. Con vos es pan y agua, con vos es no expresar, con vos es la muerte en vida pero solo con vos. Con vos y nadie mas. 

lunes, 18 de abril de 2011

En todo este absurdo

Te extraño y quiero hablarte. No lo hago porque decepcionaría a gente que todavía cree que soy fuerte ¡que absurdo! ¿Y cuánto extrañar puedo soportar? No lo sé,  lo calculo algunas noches. Inmolo la parte insensata que siempre fue la que me ganó por goleada. No pertenezco a esta sensatez, no pertenezco a este mundo de silencio. Me dijeron hasta el cansancio que habías desaparecido de mi mundo porque nunca perteneciste a él, pero ahora que te conozco vale la pena pensar que hubieras modificado mis temores y que hubieras abierto la poca pasión que existía en todo este pantano de locura. Minuto a minuto pienso en cambiar todo esto que ya no tiene sentido… el cambio está al alcance de la mano y no. Lo más terrible es que volviste a desajustar mis clavijas, las que nunca estuvieron del todo ajustadas pero que sin embargo andaban con la hora que la vida dicta. Y en tu estructura perfectita entre yo con un vacío insoportable y soberbio y hasta creíste que había ido a matar todos tus sueños. Que horrible me siento cuando pienso que podría haberte sacado libertad. Vos gritas libertad pero te aferras a lo que te encadena. Que horrible y que real es esta realidad que me inunda. Quizás si te mandara esto… No,  jamás funcionaría de esa manera. Porque lo entiendo, pero entiendo que no puedo pretender pensar cada movimiento para no herirte, no me pertenece ese andar asustado. Ese no sé qué de adolescente tímida con su primer amor. Y pienso que dichoso vas a ser pero será en otro tiempo y yo voy a estar en otro lugar y voy a estar feliz por vos pero ahora no puedo hablarte.
Y eso es lo que me escandaliza hasta la cólera, porque estas tan cerca siempre, siempre tan cerca. Y repetiría que el futuro ya llegó, que no es como lo esperaba, que esta vez creía con verdadera naturalidad los acontecimientos. Y todo es tan extraño que no logro estabilizar razones.  Compatibilizar mi mente con el ambiente. ¿Cómo es posible toda esta mierda? Me cansaron hace rato las palabras bonitas, te extraño y quiero hablarte. ¿Qué solución le das a eso?

domingo, 17 de abril de 2011

Ruptura

Cuando llegué a la esquina no pude evitar darme vuelta y observarlo irse. Había luchado tanto contra ese final que al verlo concretarse quedé estática, varada en el tiempo. El se fue, tardé un rato en entender esa oración. Me prendí un cigarrillo y caminé. Hacía frío, al menos eso me indicaban las molestias ne los dedos y en la punta de la nariz. Llegué a una plaza que no conocía y me senté en la hamaca a fumar despacio. La mañana anterior habíamos decidido hacer un paseo, queríamos remar la situación. En ese momento me daba cuenta que yo había querido remar la puta situación que había provocado él. Soy una pobre mina pensé, pero ¡qué pelotuda fui! dije en voz alta. Terminé mi cigarrillo y fumé otro. Empezaba a amanecer y hacía un frío insoportable. Me levanté de la hamaca y volví derechita y obligada a mi casa. Él se fue, tardé un rato en entender esa oración.

Hombre gris de los des-sueños

...y ya lo siento, en mis sueños sé que lo siento, pero me aterrás. Sos el hombre gris de los des-sueños. Lo advierto en tu mirada pero también está tu sonrisa. Y a veces no hay conexión porque la energía es tan fuerte que no resiste junta. Y me presiono por ser y no existo más que en otros. Busco encontrarme y te encuentro primero, no quiero relleno quiero amor hombre gris.
Va a ser imposible sentarme a contarte que te siento de allá. ¿Serás de verdad? El problema es la verdad.

Nunca más podré

Vuelvo a pensar que quizás hubiera sido mejor abandonarme en el tiempo. Fue gracioso entrar hoy al bar de Ale y ver su intento. Pobre, ella sabe que no va a poder conmigo pero sigue probando. Me senté en una mesita y la escuché susurrar algunas palabras con el colo. Yo estaba concentrado en la ventana, miraba a una nena pasar, era como cualquier día. El sol daba justo por el espacio transparente en frente de mis ojos y yo miraba distraído a la nena cruzando la calle, cuando sentí al tiempo detener su marcha. Un fuerte olor a coco de pronto lo interrumpió todo. Cerré los ojos fuertemente y te vi reina, me sonreías. El olor a coco era demasiado potente y tu sonrisa me aseguró por unos instantes la perpetuidad. Me levanté creyendo que podría llegar a encontrarte en medio de la ola de calor que atraviesa de par en par Buenos Aires. Todavía no llegó la primavera. Me duele este calor que se anticipa. Me duele saberme solo en medio de la nada que es mi vida.
Como era de esperar, tu figura no estaba allí. Todavía tenés memoria y sabés que no podés regresar a ciertos lugares. Ale estaba asustada y el colo me miraba preocupado. ¡Qué papelón debo haber hecho! Me gustaría que eso me molestara de alguna forma; pero vos bien sabés que no es así. Volví a casa molido como un paquete de harina extra fina. Me dolían las piernas y casi no veía nada. Logré subir por las escaleras y abrir la puerta.
Acá estoy, sí otra vez, acá estoy. Quisiera escribirte tantas cosas. Estoy ansioso aunque sé que no es el día de nada. Vos sabés que siempre me costó escribir, y pensar y saber. En cambio tus palabras solían ser tan sabias mi amor. Todavía hoy cuento los días y hasta los segundos. Pasan mil cenas. Me duele esperarte entre la carne y la cama; me duele no soñarte y me duelen tus sueños de actriz ilusionada con la fama. ¿Alguna vez fuiste de verdad reina?
Ale, los chicos, la gente, todos me dicen que deje de pensarte. Como si pudiera. Te fuiste con el impostor. No, no puedo nombrarlo a él porque es un asesino. Me dejó sin merienda, se robó la mueca que alguna vez tuve en mi cara. Me quitó lo que pasa entre acostarse y levantarse.
Te fuiste hace unos meses como se va quien nunca llegó. Te fuiste silenciosa. No escuché tus gritos cuando te vi partir. ¿Lo de las valijas fue de verdad? La escena fue tan de película que creo que ni vos lo creíste. Sé que en el fondo estabas llevando a cabo una obra, mi amor. Yo solo espero que se te agote el repertorio del impostor y que vuelvas a las tardes de mate. ¿Por qué sigue en mi cabeza este puto olor a coco?
La conocí a ella, no es nadie en particular. La conocí hace unos días pero todavía no me animaba a escribírtelo. Su perfume sería como de flores. No sé si te gustaría verla porque no se te parece. Es una buena chica y Ale está entusiasmada. Yo no entiendo este afán por eliminarte de mi vida. Es una buena chica y es prolija y huele a flores. Creo que voy a intentar describirla otro día porque todavía me pesa el cuerpo y sé que necesito dormir.
…………………………………………………………………………………
Me arrepiento de haberte soñado por tantas noches. Volviste. Él se fue, yo intentaba rehacer mi vida, pero él se fue y vos volviste. No entendés ni por un segundo lo que me dolió respirar cuando te vi parada en la puerta con esa cara tan cínica que acompañaba a tu figura delgada. ¡Y yo escribiéndote! Sigo haciéndolo. Entraste de una forma tan altanera, creyendo que todo lo que quedaba acá era tuyo de alguna forma. Si te hubiera permitido penetrar mi corazón, en ese segundo que tocaste la puerta, estoy seguro que te hubieras abalanzado al sillón y prendido la tele, como si los meses nunca hubieran estado de por medio. Como si todo esto fuera un pasado- presente, una pesadilla que soñé durante tiempo. Y tus gritos. Esa fue la peor parte. Tus gritos cuando la viste salir de la habitación acompañada por una bata de algodón. Me dio miedo tu reacción. Me dio miedo su reacción. Sé que te gusta el teatro mi vida. Y ayer ella encontró todas estas notas que te escribí durante meses y también se fue. No vuelvas más. O sí, volvé y abrazame porque ya no puedo sostener este dolor. Tu cara tan cínica mirándome por la entrada de mi casa. No es más tu casa. Ya no huele a ese complejo de reina que tenías. Pero bastó que traspasaras la puerta, que te pelearas a los gritos con la pobre niña, para que mi persona por completo diera vuelta. Sentí por un momento el peso de los hombros y tuve miedo de desparramarme entero por el piso. Ella se fue, él también se fue, y otra vez somos solo vos y yo. Y no te quiero ver. No lo quiero, sé que no me lo tengo que permitir, pero no puedo más luchar contra mí. ¿Qué hago con esta locura que siento? Estás tocando timbre y necesito terminar con esto. Te voy a dejar porque sos un mal vicio, te juro que voy a quemar todas estas cartas y te voy a dejar en el tiempo. Solo necesito una noche más de amor con vos. Después andate reina.
Yo creo que nunca más voy a poder sacar este olor a coco que tengo penetrado en el interior de mi ser.

Nuevamente

Para compartir, para descubrir, para alimentar, para encontrar... y todo lo demás también.