martes, 19 de julio de 2011

tengo un claro problema con la felicidad

Ella y yo no nos llevamos bien. Es como que mancha mi imagen estarme satisfecha con lo que pasa. Siempre media pata menos, siempre el no antes que el si. Tengo un claro problema con la felicidad y lo manifiesto en la sobredosis de pensamientos. Pelotudeces sobre todo. Temas irrelevantes que zigzaguean por mi mente y en mi actitud zen berreta intento pasar por alto que la tranquilidad y yo nunca fuimos buenos conocidos.
¿Que espero? No se realmente, no sé que esperar a esta altura...
La felicidad y yo no somos buenas compañeras, eso desde ya y desde yo.

 

martes, 12 de julio de 2011

Necesito que este frío se transforme; que el invierno se torne en primavera, se torne en verano. Que tus recuerdos sean recuerdos del olvido. Necesito que esta pasión que me embarga se vaya con el próximo tren, que cambie de estación, que sea como un fantasma, que no viva ni en mis sueños. No podría permitirme de ahora en más sentir menos que esté amor que tengo. No podría tolerar otro amor idiota, otro querer mediocre, otro nada mismo y besos y abrazos.

miércoles, 22 de junio de 2011

hacia falta un poco de ese vértigo... de esa sensación de cambio, de renovación. Todos cambiamos, las cosas se reciclan y los sentimientos se transforman.

lunes, 9 de mayo de 2011

Enojo

Estoy realmente indignada. Creo que si hubieran agarrado un cuchillo carnicero y me hubieran cortado la lengua sería mejor. Pero en estas circunstancias no, no está para nada bueno. Desde cuando procedo bajo los métodos del autocontrol??? Desde cuando????
Me estoy perdiendo che, debería cortar por lo sano y putear a unos cuantos. Pero después que?
Y volvemos al circulo vicioso
Me estoy perdiendo y estoy indignada.

domingo, 8 de mayo de 2011

fantasía o (y) realidad

No sé si sonaba el teléfono o simplemente me sonaba la cabeza pero desperté a la madrugada acurrucada en el piso, cerca de la manta del perro (que ya no estaba). No tenía un vodka cerca ¡menos mal! Me fui para el living y me quedé recostada observando toda la oscuridad que transcurría a mi alrededor. El panorama no era para nada alentador pero no podía renunciar a la escena. Quería creer que si pensaba en algo bueno todo lo malo se borraría por completo de mi mente, pero saben lo que dicen, que la noche es la peor de las compañías. Por eso lloré, lloré con todas mis fuerzas para sacarlo de adentro mío. Lloré por las cosas que pasaron pero sobre todo por las que nunca llegaron a pasar. Lloré porque supe que nunca podría recuperar el tiempo que había desperdiciado aburrida en mi misma. Lloré por las cosas que jamás me atreví a decirle por ser débil de corazón. Lloré porque nunca había llorado en mi vida hasta ese momento. Y cuando terminé de llorar, porque en algún momento terminé, me volvi a recostar en el piso y lentamente me quedé dormida. Soñé con algunas cosas que no podría explicar. Había algo asi como un laberinto lleno de personas desconocidas y estaba él, que era a la vez conocido y extraño para mí. Yo lo buscaba porque tenía que decirle algo que ocurriría. Pero cada vez que estaba por acercarme el volvía a desaparecer entre el mundo de gente y yo le gritaba, intentaba hacerlo para que se alejara de algo que no tenía que ver, pero el no me escuchaba y mis gritos eran cada vez mas sordos, y las lagrimas empezaban a brotarme por la cara y seguía gritando creyendo que en algún momento me vería de la forma en que tenía que hacerlo... y el piso, de vuelta el piso frío y duro debajo de mi espalda, y las lagrimas que eran realidad y fantasía. Que estaban allí pero que habían salido de otro lugar, y mi dolor que estaba intacto.  

sábado, 30 de abril de 2011

pan y agua

Ok, lo entendí, y estoy bien. No aprendí la lección. No tengo carácter de “aprendedora”. Cuando reacciono por pasión no hay pensamiento que me sirva, ni lección aprendida, ni aprendizaje, ni nada.
Me hiciste bien y muy mal y ahora estoy bien nuevamente. Me siento feliz por el solo hecho de no experimentar ese temblor en el cuerpo por necesitarte en cada espacio de mi vida. Me haces falta todavía, eso está claro. No olvido lo mal que me puso todo ese desencadenar de cosas que no creía posibles. Mensaje – respuesta – respuesta a la respuesta – acercamiento – tiempo de espera – encuentro – auto – realidad – crueldad – angustia.  Pensar en todo eso me da una sensación todavía rara; pensar en esa noche en la que apenas podía hablar del dolor me genera mucha molestia. Nunca creí encontrarme invadida de tal forma. Mi cuerpo no reaccionó durante semanas a los estímulos externos. Al único estímulo que respondía era a vos si te veía en algún lugar, o a el vos que mi cabeza quiso imaginar durante un prolongado tiempo; nada más (ni nada menos). Despierto por fin de tanta asfixia, repito, me seguís haciendo falta y algunas horas del día se pasan pensando en todo lo que imagino que podría ser. Pero estoy acá y pienso que es mejor seguir. Por fin lo admito de esa forma. Necesito seguir por mí y nadie más.
Cuando empecé a creer en tu sonrisa te volviste una perdición. Que vicio inaudito. No vuelvo más por esa ruta, no camino más esas veredas. Y ¿qué pasará si te llego a encontrar por ahí? Solo vos y yo sabemos lo que el tiempo nos depara, solo vos y yo sabemos lo que el viento nos dejó, lo que en el auto descubrimos, lo que vos sos para mí, lo que yo soy para vos. Con vos es pan y agua, con vos es no expresar, con vos es la muerte en vida pero solo con vos. Con vos y nadie mas.